Todos hemos oído que el amor
es como la guerra: “todo se vale”. Por eso hay que ir siempre preparado para la
batalla. Hoy, os quiero hablar de: “la mirada como un arma de seducción.
A través de la mirada, se
puede transmitir cualquier sentimiento, es más, por desgracia, en algunos casos
es un arma de doble filo, ya que sin querer podemos mostrar algo que realmente
queremos ocultar como el miedo, la sorpresa, la atracción...
La manera de abrir los ojos, ligeros
movimientos de cejas y la dilatación de las pupilas son algunos causantes de
estas derrotas.
Por lo que hace el primer
contacto visual, diríamos que es determinante, y una de las cosas que más
importa. Solo se puede dar una primera impresión, ¿Verdad? Por ese motivo, hay
que cuidar la mirada y, con un maquillaje acorde con nuestra fisonomía podemos
llegar a resaltar los ojos, dándoles una apariencia más penetrante y
desafiante.
Una vez encontramos el
objetivo, esa persona que nos parece interesante a primeras, se trata de cruzar
las miradas. En otras palabras, hacer que coincidan. Por eso, hay que intentar
transmitir felicidad y optimismo, ya que ese tipo de sentimientos serás más
atractivos que no unos ojos tristes y caídos.
Pero lo que de verdad, de
verdad hace que funcione es el tiempo. No la experiencia, sino la durada de la
mirada. Que dos miradas desconocidas se crucen así porque sí no da pié a nada
si no se mantiene ese “encuentro”. Para que el mensaje sea claro y efectivo
debe mantenerse el contacto visual durante 3-4 segundos, si no pasaremos sin
más.
Eso sí, ese momento no es
para devorar, sino para seducir. Hay que ser coqueto, ya que ir muy directo
puede a veces conseguir un efecto contrario, llegando a asustar a esa persona.
Y no es lo que estamos buscando.
Para ayudarnos y ayudar al
otro a entender nuestras intenciones, no hay nada mejor que acompañar la mirada
con una sonrisa. Así reafirmamos que estamos mirándole y que existe atracción
por nuestra parte. Y de este modo, podemos dar pie a que surja todo lo demás.
Finalmente me gustaría acabar
con una cita del Príncipe Maquiavelo, quien dijo que “en general, los hombres
juzgan más por los ojos que no por la inteligencia, pues todos pueden ver, pero
pocos comprenden lo que ven”.
Con lo que quiero decir que, aunque
una persona os conquiste con la mirada, no os quedéis ahí. Interesaos por
conocer que la hace especial.
Así que ánimos a todos los
que lo intentéis, ya me diréis si os ha ido bien.